Cuando decimos "Iglesia sinodal" la expresión es redundante porque "la Iglesia o es sinodal o no es Iglesia". Un sínodo sobre la sinodalidad sirve para reafirmarlo, recuerda el Pontífice en una conversación de una hora con los jesuitas de Canadá, tierra que recuerda haber visitado en dos ocasiones anteriores: en los años 70 como maestro de novicios y en 2008 con motivo del Congreso Eucarístico Internacional.
La unidad de la Iglesia canadiense
"El Sínodo -recuerda Francisco- no es una reunión política, ni una comisión de decisiones parlamentarias. Es la expresión de la Iglesia donde el protagonista es el Espíritu Santo, como en los hechos narrados en los Hechos de los Apóstoles. Sínodo significa caminar juntos, y "Caminar juntos" fue el lema de la peregrinación penitencial a Canadá que acaba de terminar: una ocasión en la que emergió la unidad de la Iglesia, observó el Obispo de Roma, citando el dicho "si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres ir seguro, ve acompañado".
Los milagros de una Iglesia unida
El proceso de reconciliación con los pueblos indígenas no ha terminado, pero "lo más importante es que el episcopado se puso de acuerdo, asumió el reto, avanzó": "este de Canadá fue un ejemplo de episcopado unido", "y cuando un episcopado está unido, puede afrontar bien los retos que se presentan". Si este camino de reconciliación va bien, señala el Papa Francisco, "no es por mi visita. Yo sólo soy la cereza del pastel. Son los obispos los que han hecho todo con su unidad". El Santo Padre también destaca la capacidad de la parte indígena para tratar bien el tema y comprometerse, y habla de la familiaridad que se observa entre los obispos y los indígenas: "estos son los milagros que se pueden realizar cuando la Iglesia está unida".