por ello dijo: " hacer un alto, a que tengamos un momento de reflexión, y que nos pongamos a pensar por un tiempo cómo hemos llevado nuestra vida espiritual, nuestra vida personal, siento que esas dos cosas tienen que ir de la mano, la vida espiritual con la vida cotidiana ".

Este tiempo especial es también, propicio para que, con nuestra oración y nuestro ayuno, podamos solidarizarnos con los demás, especialmente con aquellos que a quienes le hace falta el alimento, con quienes estan enfermos, o quienes se encuentran en un hospital; "se imaginan aquel hermano que esta en un hospital, aquel hermano que padece del azúcar, es decir, todas estas enfermedades, que el médico le dice solo beba agua mejor de una vez, solidaricémonos con un hermano que sufre", aseguró Monseñor Isidoro.

En el comentario del evangelio de San Lucas, nos dice que el demonio tienta a Jesús en los momentos en que está débil físicamente por la falta de alimento, es decir que el demonio nos ataca cuando nosotros estamos débiles, cuando por las necesidades de la vida somos frágiles, cuando el pecado nos golpea con fuerza por que llevamos una vida sin orde, sin dirección, sin temor de nada, y dice esto: " ¿cuándo es que nosotros somos débiles o frágiles?, cuando tenemos ciertas necesidades, ¿cuándo es que el pecado nos golpea fuerte?, cuando vivimos una vida libre, sin orden, sin dirección, sin compromiso, sin temor de nada, y eso es lo que más nos gusta, darle gusto al gusto; ¿puede una persona, tener fuerza de voluntad para cambiar ciertas cosas en su vida, si nunca ha vivido preocupada por su vida espiritual, ha vivido de una manera desordenada?, y esa es la mayor debilidad.

En este tiempo de Cuaresma, hace falta el sacrificio de todos y que oremos, también, unos por otros, despojarse de lo personal, de lo que uno tiene para vivir y dárselo a otro, compartir con el que no tiene: "qué difícil hermanos, despojarse de lo personal para decirle a otro: mira aquí te traigo, quiero compartir lo mío con lo tuyo, qué cuesta hacer eso, y son siempre, o van a ser siempre nuestras dificultades"; dijo.

Con el demonio no se dialoga porque es más astuto que nosotros; con el único que podemos dialogar es con Jesús, porque es quien nos ama, y que desgraciadamente es a quien hemos despreciado, al respecto dijo: " no se puede dialogar con el demonio, porque es demasiado astuto, nos supera en todo hermanos, con el único que podemos dialogar es con Jesús, con el Señor porque nos ama, porque quiere lo mejor para nosotros, y que desgraciadamente es al que le ignoramos".

Al finalizar la homilía dominical, Monseñor Isidoro nos invita prepararnos para que podamos vivir la Pascua, en la que Cristo nos da el mejor regalo de vida.